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Nadie puede agradar a Dios si no tiene fe. Cualquiera que se acerque a Dios debe creer que Dios existe y que premia a los que lo buscan.

Por la fe, Noé recibió una advertencia de Dios sobre algo que aun no se podía comprobar. Respetó la advertencia de Dios y construyó un barco muy grande para salvar a su familia. Con su fe, Noé demostró que el mundo estaba equivocado, y así recibió las bendiciones del que agrada a Dios.

Por la fe, Abraham obedeció la orden de Dios de ir a una tierra que iba a recibir como herencia y salió sin saber ni siquiera dónde quedaba ese lugar.

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